Bianca Censori, ¿rebeldía, sumisión, o ambas?
Esta reflexión viene después de cuestionarme esta mañana porqué, cada vez que pisan la banqueta estos dos seres, la conversación se vuelve de lástima hacia ella, cuestionando el porqué "se deja hacer eso" y esperando que "algún día salga de ahí", cuando en realidad nadie entiende bien el performance en el que viven, ni su relación. Pero es mas fácil caer en la mentalidad de rebaño de asumir que una mujer que desafía las normas convencionales de vestimenta, empoderamiento y feminismo mainstream, sobre todo junto a un personaje tan controversial como este wey, está siendo sometida, controlada y explotada.
La moda siempre ha sido política y discursiva; un espejo social que te usa a través del consumismo o que aprendes a usar a través del estilo. En fin, es válido decir que el look no te gusta o no lo entiendes, como también lo es cuestionar si hay algún nivel de control en esos segundos de interacción que nos dejan ver en las redes. Pero de ahí, a asumir que ella va de víctima, es perpetuar la idea de que, ante figuras masculinas tan fuertes y controvertidas, las mujeres no tenemos ni voz ni agencia.
Y lo que se me hizo más interesante es ver cómo, socialmente, se prefiere victimizar y cosificar bajo un discurso paternalista, que enfrentarse a que una mujer decida deliberadamente haberse entregado completamente a la visión artística (sea cual sea) de un hombre (sea quien sea), que involucra jugar activamente con su imagen en un nivel radical que es, a mi parecer, desafiar la feminidad y el empoderamiento convencional, no desde una rebeldía típica y explicita (Chapell Roan, Billie Eillish, Lady Gaga, el mismo Kanye), sino a través de una hiperfeminidad distorsionada y extrema (desnudos, siluetas exageradas, vestimenta a través de la cual nos permite invadir su privacidad, etc), convirtiendo esa idea incomoda que tenemos de la musa pasiva y sumisa en algo perturbador que nos rompe la cabeza, y que decidimos no aceptar como parte de su autonomía, sino convertirla en una niña a la que le eligen la ropa a diario.
Eso que incomoda profundamente en la estética y narrativa de Bianca dice mucho más del publico que la pobrecitea, que de ella. Y el hecho de que insistamos en verla como víctima solo refuerza la idea de que nos aterra la posibilidad de que alguien esté en ese lugar, del que no sabemos mucho pero asumimos el doble, por elección.
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